Asociación de Personas con discapacidad
Virgen de Consolación

Voluntariado

Desde esta sección queremos poner en valor al voluntariado social, fenómeno que día a día va cobrando mayor fuerza en nuestra sociedad.

Es la expresión de una forma concreta de vivir la solidaridad que tiene su residencia en el acontecimiento del encuentro radical con la persona que sufre, que se descubre orillada en los márgenes de la sociedad y que vive lejos del ejercicio de su derecho al empleo, a la cobertura sanitaria, a la educación o a la vivienda. De esta forma, el voluntariado de acción social se asemeja a un colchón solidario que permite no hundirse a las personas excluidas; pero, con ser importante, el voluntariado ha de proyectarse igualmente como vehículo de transformación social y de incidencia real en las políticas sociales en favor de los más desfavorecidos.

El voluntariado de acción social nace de una determinada manera de ver la realidad. Siguiendo a Benedetti, todo depende del dolor con el que miramos a lo que se nos pone delante de nuestros ojos y de nuestra vida. Desde esta mirada, nada humano nos es ajeno. Aquí acontece la primera fuente de donde mana la acción voluntaria. Ser voluntario no es primeramente un acto de bondad, sino un acto de humanidad. Las personas somos constitutivamente realidades sociales; desde nuestro nacimiento el encuentro con los demás constituye el ámbito propicio para el crecimiento personal y para reordenar nuestros mundo vitales.

En segundo lugar, el voluntario cuenta en su haber con una convicción de partida: no estamos condenados a que las cosas sean como nos las encontramos día tras día; las cosas pueden ser de otro modo. El voluntario, así, se enfrenta a ese clima cultural que vivimos que abona la ideología de lo inevitable, la ideología que proclama que quien cae en la exclusión está ahí y no le demos más vueltas; por el contrario, el voluntario se siente responsable de un mundo que no le gusta y que no tiene por qué repetir. No estamos condenados al inmovilismo sino, al contrario, nos encontramos abocados al cambio, a la transformación social.

Las personas y los grupos de voluntarios están de enhorabuena, porque nos hacen creer que es posible cambiar las cosas, y que no estamos condenados a pensar que "ya nada se puede hacer". Al contrario, el voluntariado expresa un "nosotros queremos" que camina por la senda de la posibilidad que se esconde tras cualquier realidad, por dura que ésta sea.